El Castillo de Montesa, ubicado en un cerro elevado junto al municipio, tiene su origen en el siglo XIII, aunque evidencias arqueológicas sugieren asentamientos anteriores. Fundado durante el reinado de Jaime II como sede de la Orden de Montesa, combina elementos militares y religiosos de manera singular en la arquitectura medieval valenciana. Aunque afiliado a la Orden de Calatrava, su diseño se adapta a las características del terreno y a la reutilización de estructuras musulmanas preexistentes. Tras un terremoto en 1748, gran parte del castillo quedó en ruinas, siendo reutilizado como refugio durante enfrentamientos posteriores y aprovechado por los habitantes locales. De la construcción musulmana se conservan restos en el recinto antemural, mientras que la parte superior fue erigida por la Orden de Montesa sobre la montaña rocosa. Destacan dos torres en saliente, la Torre del Homenaje y la Torre Prisión, así como el acceso actual mediante una rampa en codo. La separación entre las partes religiosa y militar se realiza mediante el corredor de los conversos. El claustro rectangular conserva bases de pilares pentagonales y fustes cilíndricos, mientras que la iglesia presenta arranques de pilastras. Otras dependencias incluyen la Sala Capitular, almacenes, y estancias asociadas al Maestre. La fábrica predominante es el sillar rectangular revistiendo los muros, mientras que el interior es de mampostería.